Un antes y un después. No será necesario en este breve y humilde artículo incidir en lo que José Mourinho significará en la Historia del Real Madrid Club de Fútbol, pues ya el propio devenir de los tiempos se encargará de certificarlo, dignificarlo y ponerlo en el lugar que merece, bien arriba. De ello no me cabe la menor duda, pese a que es lógico que haya sido una persona que en algún momento haya priorizado sus intereses profesionales sobre los colectivos. Como haríamos todos, vamos. Y más después de verse vilipendiado por parte del propio club, aunque sea sólo por falta de defensa sobre su persona.
Pero, como decía, no me cabe duda de que Mou ocupará un lugar destacado en la Historia del Madrid porque hacía muchos años que el Real Madrid no se ponía en manos de un individuo serio, trabajador, exigente, competitivo, que se toma en serio su trabajo y que persigue con todo el ahínco posible el logro de sus objetivos. Pero como diría aquél, nadie es perfecto, y Mou, entre sus desdichas tiene el ser arisco, poco dado a regalar claveles a la prensa si ésta no los merece y, además y por si fuera poco, también tiene una especial querencia por la polémica que le suele granjear no pocos enemigos, sobre todo de esta "neo clase" de aficionados sin perspectiva ni personalidad que se deja ningunear por lo que diga cualquier grupo de información que elija como víctima al bueno del portugués. Eso sucedió en el Reino Unido, sucedió en Italia y en la España "cañí" de nuestros días tenía que pasar también. Y a no mucho tardar, como así fue. Cosas de la vida. Hay quien le echa la culpa a él de provocar esa situación. Puede ser. Pero al periodismo del siglo XXi, sádico como en ninguna otra época, le gusta carcomer personalidades. Y Mou es carne de cañón.
Pero bien, contextualicemos. Antes de llegar al Real Madrid, Mourinho ya era conocido por su carácter histriónico, lo cual, éxitos deportivos aparte, hizo caer sobre su contratación un ligero halo de escepticismo en gran parte de la prensa y mundo del fútbol en general. No por la consecución de unos resultados deportivos que casi se consideraban por hechos, sino por cómo encajaría tal forma de ser y comportarse en la idiosincrasia de un club capital como el Real Madrid. Pues bien, el análisis deportivo tras su paso por Chamartín no puede ser considerado un éxito, aunque tampoco malo del todo. Ríos de tinta se han vertido ya sobre papel para dar cuenta de que volver a competir con el Barcelona no se puede considerar un hito, o de que los trofeos conseguidos fueron menores e insuficientes, o que la ansiada décima copa de europa para la que fue contratado no pudo ser obtenida por él. Bien, como digo, sobre eso ya se ha escrito todo, con más o menos fidelidad a la verdad en según qué casos, pero si. Indescriptible es, sin embargo, el trato recibido por Mourinho por parte de sus enemigos periodistas durante este período. Un maltrato que, estoy seguro, hubiese sido el mismo aún ganando todos los títulos que hubiera tenido en juego. Un juego constante de vejaciones y humillaciones públicas a las que fue sometido por parte de la delirante prensa de este país que perseguía provocar un cese o una dimisión vaya usted a saber por qué...y siempre en aras de la defensa de los valores históricos del Madrid como en algún caso se llegó a decir por afamados periodistas que, criticando de este modo la supuesta "mala educación" del portugués, se atrevieron posteriormente a llamarle "nazi", entre otras lindezas, y definiéndose así mismos de una manera clara y efectiva.
El caso es que por haches o por bes, el que aquí escribe siempre tuvo claro que, desde que llegó Mourinho al Madrid, se constituyó en objetivo manifiesto por parte de un sector que se empeñó en derribar su figura, como si el cierre o no del periódico, radio, etc. en cuestión fuese en ello. Y trabajo les costó, pues el de Setúbal fue siempre querido por la grada del Bernabéu hasta la última época en la que, por razones que, se diga lo que se diga, siempre se desconocerán, un héroe madridista de siempre decidió enfrentarse a él (Casillas). No deja esto de ser algo clásico en el vestuario del Madrid. Llegado el caso, los capitanes pretenden ser más relevantes que el entrenador. El Madrid siempre ha tendido a focalizar su atención en presidente y jugadores, no en entrenadores y Mourinho ha luchado contra eso. Para mí con acierto, pues esa circunstancia hoy día para mí es un anacronismo. Hora era de que así fuera y ése será uno de sus grandes legados.
Sea como fuere, antes de la llegada de Mou al Madrid, el club era un cachondeo. Lo era en el sentido descrito, y lo era en otros. Con él en el equipo se invirtieron ciertas tendencias, aunque se generaron otros problemas socioinstitucionales como los descritos antes. Pero después de él se abre un tiempo de travesía por el desierto. Quizás no se observe al principio de la temporada, pero sí a medio plazo. Con o sin Neymar triunfando en el Barcelona, Con o sin Guardiola arrasando en el Bayern. Simplemente SIN Mou el Madrid perderá el sino que había iniciado, pese a la no consecución de los objetivos primeramente marcados con su llegada. No ha habido en la historia reciente del Madrid nadie más importante que Mourinho. Ni Florentino Pérez ni ningún jugador dejarán nunca sombra tan alargada como la suya. Para el recuerdo (tristemente sólo para eso) quedarán las ruedas de prensa de Mou en que se partía la cara por el club, siendo sancionado por denunciar tratos de valor diferentes en relación al Barcelona, club a todas luces más influyente en los últimos años en las altas esferas, o denunciando actuaciones arbitrales tendenciosas, al contrario de lo que hacía Valdano, que más parecía un representante del equipo rival. Y es que no veo a Ancelotti en ese plan. No, la verdad. Finalizo: Antes de enero, el Bernabéu coreará el nombre de Mourinho. Queda escrito.
Un antes y un después. Hasta siempre Mou.
Bravo Anido. Venía con intención de hacer en algún momento una entrada sobre Mou pero no hace falta, suscribo tus palabras una por una.
ResponderEliminar